El primero en pasar a dar sus últimas palabras fue el oficial José Alberto Morales, autor del disparo que acabó con la vida de Luis Espinoza durante un operativo en El Melcho. “Les pido perdón también a mi familia y a las de mis compañeros por este desafortunado hecho. Ya son casi tres años que estamos privados de libertad y siempre me voy a arrepentir de lo que aconteció”, señaló. Luego agregó: “sé que nunca encontraré palabras que sirvan de consuelo para la familia de la víctima, pero al menos quiero que sepan que nunca hubo intención de parte de ninguno de nosotros de causar este desenlace”.
El segundo de los 11 imputados en hablar fue Gerardo Esteban González Rojas. “No me considero un asesino porque sé que nunca tuve esa intención. Todos sabemos quién le quitó la vida al señor Espinoza. No soy un asesino como dicen los medios y mucho menos actuamos de manera planificada como dijeron la Fiscalía y la querella. Sólo fui a cumplir una orden al lugar donde pasaron los hechos. Pido que si me condenan sea por lo que hice y no por homicidio”, solicitó.
Mirian Rosalba González pasó luego al banquillo. “Pido disculpas por no haber hablado en su debido momento; ojalá la familia Espinoza pueda entender que no lo hice porque (el subcomisario) Montenegro me había amenazado. Hay un responsable de la muerte y es Morales. Creo que quedó claro en el debate que no tuve nada que ver en el caso”, indicó, y pidió (ante la posibilidad de ser condenada por encubrimiento) que las penas sean equitativas.
“Si no hablaba, así haya sido a los cinco o seis días, hoy quizás la realidad sería otra. Di el dato preciso de dónde encontrar el cuerpo y por eso hoy somos juzgados en el fuero federal. Hablé para que la familia y la sociedad supieran la verdad”, argumentó Claudio Alfredo Zelaya. “Quiero aclarar que no participé del homicidio de Luis, pero reconozco que soy humano, que cometí errores y por eso hoy los estoy pagando. Le pido contemplación señor juez, no me imponga la pena máxima, no maté a nadie”, suplicó.
Carlos Lisandro Romano dijo: “han visto las pruebas. Soy un simple agente policial y me opuse a colaborar con Montenegro, Morales, Zelaya y González Rojas. Hasta llegué a encerrarme en una habitación de la comisaría para ni siquiera ver el cuerpo. Sin embargo aquí estoy, llevo tres años preso por la cobardía del oficial Morales, que mató por la espalda y no se hizo cargo, y por la cobardía del subcomisario Montenegro que no arrestó en el acto al oficial y no documentó como correspondía”. Sobre el otro delito que se trataba, dijo: “no tuve nada que ver con la detención de Juan Espinoza, y el mismo señor lo sabe”.
El vigía de la comunal de Monteagudo, Héctor Fabio Villavicencio, imputado por encubrimiento, sólo pidió que Dios bendiga a su familia y a la de Espinoza por todo lo que vivieron. También agradeció que el Servicio Penitenciario le permitiera acceder a la facultad.
“Soy humano y me pongo del lado de la familia Espinoza por lo sucedido, que es algo irreparable. Señor juez, también quiero decir que aquí hay imputados que también están sufriendo con sus familias”, manifestó el efectivo René Eduardo Ardiles, quien cuestionó además los dichos de la querella contra la Policía. “Criticaron que habría falta de instrucción y no es así. Fui instruido y muy bien por profesionales de la Policía de Tucumán. Vengo de una familia policial: mi padre, mi hermano y mis primos son efectivos. Todos buenos policías e instruidos por los mismos profesionales”, indicó.
El subcomisario Rubén Héctor Montenegro, además de a la familia Espinoza, ofreció disculpas a las familias de sus ex subordinados. “Quiero decir que yo no tendría que estar en esta situación, como bien dicen ellos (sus compañeros), yo debí documentar lo ocurrido y no lo hice. Ese fue mi error. También quiero que sepan que nadie fue a matar a Luis, lo que ocurrió fue una desgracia”, resumió el ex jefe de la comisaría de Monteagudo.
Víctor Manuel Salinas, el policía que era conocido por las víctimas por haber sido compañeros de escuela, pidió que la madre de los Espinoza lo perdone. “Sepan que estoy muy arrepentido. A Soledad Ruiz (viuda de Luis) quiero decirle que yo perdí a mi padre a los 5 años y sé cuánto sufrió mi madre para criarnos. Sin embargo pudo. Solo quiero que sepan que el día que cumpla mi condena pueden contar conmigo para lo que sea. Quisiera poder ayudar a los hijos de Luis en lo que pueda”, enfatizó.
Por último, el policía José María Paz y el estudiante Álvaro Gonzalo González, que fue absuelto, fueron los únicos que no pidieron disculpas. El primero se abstuvo de hablar ayer y el segundo lamentó lo que vivió estos años. “Acompaño el dolor de la familia Espinoza, pero no puedo disculparme porque no les hice nada. Soy inocente. Hace tres años estoy comprometido en esta situación: no puedo estudiar ni acceder a un trabajo digno; fui apartado de mi carrera”, sintetizó González.